Cumplir años es motivo de honda preocupación para los artistas. Como ocurre con los deportistas olímpicos, el paso del tiempo y un mercado inmisericorde, siempre en busca de una nueva figura, no juegan a favor de quienes han dedicado su vida a labrar una carrera con sentido, respetada y, a la postre, exitosa.
El pasado diciembre, durante una entrevista motivada por la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la soprano María Bayo –referente de la lírica nacional y Premio Nacional de Música en 2009– lamentaba que, de un tiempo a esta parte, «ningún teatro de ópera» llamaba a su puerta. Una situación a la que ha tratado de dar la vuelta, tomando las riendas de un espectáculo propio, Divina Cleopatra, que el pasado 28 de mayo recalaba en el Teatro Jovellanos de Gijón, para la clausura de la temporada de la Sociedad Filarmónica local. Justo el día en que la soprano de Fitero (Navarra) celebraba su cumpleaños.
«María Bayo es una artista, en toda la extensión de la palabra, que aún tiene mucho que decir, a través de su magisterio, experiencia, musicalidad y elegancia sobre las tablas. Toda una lección musical de adaptación y lucha contra las dificultades»
Pablo Gallego
Estrenado el pasado marzo en el Teatre Poliorama de Barcelona, Divina Cleopatra es, durante la primera parte, un recital casi más contado que cantado, en el que Bayo rinde homenaje a la emperatriz del Nilo –»un espíritu completamente libre que no se deja doblegar, y eso es lo que más me atrae de ella»–, con fragmentos de arias de Händel, Sartorio y Hasse, intercaladas con reflexiones sobre esta figura histórica, su propia vida y la profesión de cantante. Un reencuentro con el teatro de texto, tras debutar hace tres años como actriz en la obra Masterclass, de Terence McNally, metiéndose en la piel de Maria Callas.
Fuente: Ópera Actual